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- La mirada de los autores -
A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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- La mirada de los autores -
A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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- La mirada de los autores -
A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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- La mirada de los autores -
A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!
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A menudo asumiendo las labores de guionista y director, algunos cineastas sienten la necesidad de compartir con los demás su forma, ya no de ver, sino de mirar el mundo. Naturalmente ello conlleva una enorme responsabilidad, la de dirigir un equipo artístico y técnico a los que tienen que transmitir su mirada... Una mirada que se expondrá también a un público exigente, que la amará o censurará.
Nacida en el seno de la “Nouvelle Vague” francesa, a finales de la década de los 50 en el pasado siglo, la expresión “Cine de autor” sigue teniendo toda su vigencia. El cine de autor no busca la perfección audiovisual, sino el acento capaz de motivar al espectador, en ocasiones incluso desde las limitaciones o torpezas técnicas.
No es una cuestión de estilo, sino el cuarto de giro añadido a la herramienta de la mirada interior, que se hace exterior en el cine. Sin intereses económicos ni ahorrando esfuerzos. El cine de autor representa la entrega y la dificultad máxima: La de la sinceridad. ¡Dichas películas tienen alma!