En la década de los años 30, en la España de la República, tuvo lugar una iniciativa insólita en la historia de nuestro país: Las Misiones Pedagógicas. Bajo la dirección del insigne profesor Bartolomé Cossío, los mejores y más jóvenes intelectuales se desplazaron hasta los pueblos más recónditos de la geografía española, para llevar a la gente más humilde los libros, el cinematógrafo, el fonógrafo, reproducciones artísticas del Museo del Prado, etc. Evidentemente el mundo ha cambiado mucho desde entonces, y actualmente vivimos una situación muy paradójica: Efectivamente el exceso de información y el mundo digital constituyen a menudo una capa de aceite que flota, cual marea negra, sobre la transparencia del agua, impidiéndonos ver en profundidad. Posiblemente hayan intereses consumistas y económicos a favor de la atomización del consumo cultural. Como consecuencia aumenta el desconocimiento hacia todo aquello sobre lo que no tenga un acceso y comprensión inmediatos. A la inmediatez le siguen banalización, homogeneidad, turbulencia, y si cabe, desidia intelectual. El nuevo programa cultural europeo “Creative Europe” está especialmente preocupado por la que denominan “Film Literacy”, es decir traducido “La alfabetización fílmica”. Y aunque tal vez prefiriésemos otro substantivo, en una tendencia más renacentista, sí es cierto que la situación es preocupante, y estamos dispuesto a invertir parte de nuestro esfuerzo en dar a conocer a los jóvenes (y recordar a los mayores), aquellas obras que han dado al cine la denominación de Séptimo Arte.
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